En Italia 34, Austria jugó ante Alemania luciendo los colores del Nápoles. Unas lágrimas que 736 días después se convirtieron en un desfile triunfal por unos abarrotados Campos Elíseos paseando su segunda Copa del Mundo. Se ha tirado al suelo ahora Beiranvand y se queja de que Diego Costa le haya pisado cuando iba a por el balón. Una especie de mole que se desenvuelve con ligereza, a pesar de su aparente torpeza.